Siempre me han atraído los grandes espacios abiertos, lo salvaje, lo inhóspito, el frío y las montañas. Entusiasmo que comparto con mi hermano Julián, y de la que es responsable en gran medida, ya que me ha contagiado su afición por los libros de aventura, de viajes, de exploradores y de fotografía, otra de nuestras pasiones comunes.
Este viaje y este diario es para él, me hubiera gustado realizarlo en su compañía, y la de nuestros perros, ya que nos compenetramos muy bien en la montaña.
Descubrí Tierras Polares hace ya tiempo, mientras buscaba por internet formas de viajar que posibilitaran realizar mis sueños. Conocía a Ramón Larramendi, su director y fundador, por haber leído sobre la expedición que realizó desde Groenlandia hasta Alaska, viajando durante tres años, y en la que recorrió 14.000 kilómetros utilizando solamente trineo de perros y kayak.
En la oferta de viajes de la agencia, la travesía con raquetas a través del Parque Nacional de Oulanka, en Finlandia, era uno de los que me parecían más atractivos. Unía una ruta invernal, similares a otras que hago por España, con la posibilidad de viajar a una de las regiones del planeta por la que siento mayor predilección.
El Parque Nacional de Oulanka es la principal reserva natural de la Laponia Finlandesa, situado en las proximidades del Círculo Polar Ártico, comprende una extensa zona de bosque boreal cerca de la frontera con Rusia. Lo recorreremos con raquetas abriéndonos paso en la nieve. En un entorno polar, con temperaturas bajo cero, pondremos a prueba las técnicas de supervivencia invernal.
Durante los seis días que comprende la marcha avanzaremos por bosques nevados, entre abetos, abedules y pinos silvestres cubiertos por un manto blanco de nieve, cruzando lagos helados y ríos de fuertes corrientes a través de puentes colgantes de madera. Algo que haremos en total autonomía y sin apoyo externo.
Al caer la noche, hallaremos refugio en las tradicionales cabañas finlandesas de troncos, gratuitas y abiertas a todos los visitantes, aunque durante el invierno suelen estar vacías. Las usaremos solamente para descansar, ya que para dormir dispondremos de las tiendas de campaña debido a una imposición legal del gobierno finés, que no permite su uso a las agencias de viaje.
La dureza de la travesía dependerá de dos cosas. Una, de la profundidad de la nieve, siendo la tarea más dura la de abrir huella. Y dos, de la clase de gente que sean mis compañeros de viaje. Pronto conoceré la respuesta a estas dos incógnitas.
Termino, pues mañana me espera un largo, largo día.