En 1827, el huérfano y marino francés René Caillié, convertido en explorador, tras aprender árabe y estudiar a fondo el Corán, cruzó todo el África sahariana de sur a norte, partiendo desde la costa de Guinea y llegando hasta Marruecos. La proeza tiene su mérito si tenemos en cuenta que el Sáhara es el mayor desierto tórrido del mundo y el tercero más grande después de la Antártida y el Ártico. Con más de nueve millones de km² de superficie, una extensión casi tan grande como la de China o los Estados Unidos, comprende la mayor parte del norte de África del Norte, desde el mar Rojo, partes de la costa del Mediterráneo, hasta el océano Atlántico.