Antes de los 20 ya había estado en el banquillo por robo con allanamiento. A los treinta era un miembro respetado de la hermandad de los “yeggs”*, un tipo de ladrón del que se sabe muy poco. Es silencioso, reservado, lleno de cautela, siempre viajando, siempre “trabajando” de noche. Rehúye la luces, no se aleja de los suyos casi nunca y jamás emerge a la superficie. Por ir a todos lados con su automática siempre lista, es el que manda en los bajos fondos
Mientras hacía esta ruta tomé muy pocos vasos de vino, casi nunca vi sonreír a una mujer y muy pocas veces oí una canción. En esos 25 años viví todas esas cosas, y ahora voy a escribirlas.
Y voy a escribirlas como las viví. Con un sonrisa.