Percy Bysshe Shelley nació el 4 de agosto de 1792 en una acaudalada familia de la aristocracia inglesa de Sussex. En 1810, ingresó en la prestigiosa y selecta universidad de Oxford, de la que fue expulsado al año siguiente tras el escándalo que suscitó la publicación del panfleto La necesidad del ateísmo, que sostenía que "toda mente reflexiva debe admitir que no hay pruebas de la existencia de Dios".
A pesar de sus orígenes aristocráticos, Shelley se declaraba "un amante de la humanidad, un demócrata y un ateo". Promover el ateísmo, rebelarse contra la autoridad y expresar el deseo de mayores libertades para todos, era algo extremadamente peligroso y demasiado radical para su época. Los que escribían en contra del orden establecido a menudo se enfrentaban a cargos por difamación o incluso traición que podían conllevar severas penas de prisión.
Shelley continuó escribiendo poemas y ensayos que cuestionaban el poder de la nobleza y el clero, aunque gran parte de su obra no se publicó en vida, o se hizo de forma expurgada. Los escritos de Shelley chocaban directamente contra las caducas ideas de su tiempo y no gozaron de mucha aceptación.
Entre otros asuntos, creía que a la mujer se le negaban sus derechos mientras siguiera siendo considerada una 'esclava' del hombre. Partidario del amor libre, tras el fracaso de su primer matrimonio, abandonó a su esposa y se fugó a Europa con la hija de 16 años del filósofo William Godwin, considerado uno de los más importantes precursores del anarquismo, y de la escritora Mary Wollstonecraft, pionera del pensamiento feminista, que había fallecido tras el parto.
Todo ello, unido a su permanente actitud de desafío ante las convenciones sociales, le granjeó numerosos enemigos, tanto en su propia familia como entre su privilegiada clase social. Solo algunos espíritus afines le brindaron su amistad, como Lord Byron, el otro gran poeta romántico. Ambos eran igualmente impetuosos, irreverentes y rebeldes. Los famosos encuentros que mantuvieron los dos amigos en una villa suiza a orillas del lago Ginebra, junto al doctor Polidori y Mary, la joven amante de Shelley (que pasaría a la posteridad principalmente por ser la autora de la novela gótica Frankenstein), forman parte ya de los episodios más memorables de la historia universal de la literatura.
Shelley murió ahogado cuando su velero naufragó durante una repentina tormenta mientras navegaba cerca de las costas de Italia. Su cuerpo fue arrastrado a tierra el 18 de julio de 1822. Tenía 29 años.
¿Por qué aráis la tierra
de los señores que os someten?
¿Por qué tejéis con trabajo y esmero
las ricas ropas que visten los tiranos?
¿Por qué alimentáis, vestís y cuidáis,
desde la cuna a la tumba,
a esos parásitos desagradecidos
que derraman vuestro sudor y beben vuestra sangre?
¿Por qué, abejas de Inglaterra,
forjáis las armas, látigos y cadenas
con los que esos inútiles zánganos
roban el fruto de vuestro trabajo?
¿Acaso tenéis descanso, calma y bienestar;
abrigo, comida o el suave bálsamo del amor?
¿Qué es lo que compráis tan caro
con vuestro dolor y vuestro miedo?
Otros recogen vuestra cosecha;
Otros se apoderan de vuestra riqueza;
Otros visten las ropas que tejéis,
Otros empuñan las armas que forjáis.
Sembrad, pero que el tirano no os lo robe;
Cread riqueza, pero que el impostor no se la apropie;
Tejed telas, pero que el ocioso no las vista;
Forjad armas, pero para defendeos.
Permaneced en vuestras bodegas, agujeros y celdas;
Otros habitan los palacios que construisteis.
¿Por qué sacudir las cadenas que portáis?
Ved como el acero que forjasteis ahora os detiene.
Con el arado y la espada, la azada y el telar
Cavad vuestra fosa y disponed vuestra tumba.
Tejed vuestra propia mortaja, hasta que la bella
Inglaterra sea vuestro sepulcro.