Mujeres Libres fue una organización anarquista formada exclusivamente por mujeres y dedicada a cuestiones puramente femeninas, cuya breve presencia durante la Segunda República, en los años treinta del siglo pasado, no fue menos intensa y decisiva para la vida de muchas españolas de aquella época. El proyecto terminó de raíz con la victoria del bando nacional.
Como anarquistas, creían que hombres y mujeres eran iguales, individuos únicos ante todo y por todo. Pero entendían que las mujeres tenían unos problemas específicos a los que debían hacer frente. Como pudieron comprobar por sí mismas, incluso dentro de la propia CNT, un sindicato que se declaraba libertario, predominaban las actitudes machistas.
La CNT se preocupó desde su fundación en 1910 de los problemas de la mujer y de lograr su plena integración social. La CNT luchaba contra la explotación laboral a la que se veían sometidos tanto trabajadores como trabajadoras, con logros históricos como hacer de España el primer país del mundo en conseguir por ley la jornada de ocho horas en 1919, que fue suprimida poco después por la Dictadura de Primo de Rivera. La CNT era la organización sindical a la que pertenecía Federica Montseny, la primera mujer en ocupar un cargo ministerial en España. Sin embargo, los hombres de la CNT, como hijos de la época que les tocó vivir, no estaban exentos de prejuicios y errores. De modo que las mujeres anarquistas tuvieron que hacer valer sus derechos y tomar las riendas de los asuntos que les concernían, al margen de muchos de sus propios compañeros.
España era un país pobre, atrasado y fundamentalmente agrícola en aquellos tiempos. Con una alta tasa de pobreza y analfabetismo; la mayoría de la población no sabía leer ni escribir y mucha gente vivía en condiciones prácticamente de subsistencia. No son simples datos históricos. Yo lo he conocido personalmente: mis cuatro abuelos eran analfabetos. Pero dos generaciones más tarde, sus nietas han ido a la universidad y yo, al menos, sé leer y escribir.
A estas Mujeres Libres del pasado les debemos muchos de los progresos del presente. Este indudable avance se debe al esfuerzo y el sacrificio de otras personas. Por eso considero un acto de justicia y de “memoria histórica”, recodar hoy a las Mujeres Libres que formaron aquel grupo pionero. Fueron numerosas las voluntarias que, repartidas por toda España, trabajaron abriendo centros para que la mujer recibiera estudios, pudiera trabajar y tener sanidad, para que conociera sus derechos y se hiciera respetar, para que tomara conciencia de que su existencia, si lo deseaba, no fuera tan sólo la de ama de casa, porque podían ser más, podían ser lo que quisiera cada una de ellas, sin limitar su existencia a un marido y un hogar o, en el mejor de los casos, a unos pocos y determinados oficios considerados aptos para ellas.
Mujeres Libres no sólo luchó por la emancipación de la mujer, sino que lo hizo desde una perspectiva diferente a las del resto de las feministas que pretendían únicamente equiparase a los hombres. Ellas, como anarquistas, querían eliminar las diferencias de género y ver en cada persona a un individuo, sin importar si era hombre o mujer, pero además albergaban el deseo de cambiar el mundo. Creían que las diferencias sociales y económicas eran injustas y formaban parte de un sistema tan malo para el hombre como para la mujer, aunque para ésta última siempre era peor. Aquellas mujeres lucharon para escapar de la tradicional sumisión femenina y contribuyeron a que la sociedad fuera más libre, justa e igualitaria para todos.
El documental INDOMABLES, una historia de Mujeres Libres nos recuerda quiénes fueron aquellas valientes, rebeldes y nobles mujeres y lo que hicieron, pues no debemos olvidar unos hechos del pasado que influyeron en el presente.