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ació en Cáceres en 1966, creció en Granada y se educó en Valladolid, se hizo adulto en Toledo y luego vivió y trabajó en Madrid y Barcelona. Abandonó pronto los estudios para dedicarse a escribir como ocupación principal. En la actualidad reside con su mujer y sus perros en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse. Pese a ello, tampoco se considera un caballero errante, sino más bien perteneciente a la subestimada orden de los plebeyos.
En 2016 publicó su primer libro, Pensamiento Subversivo (Ediciones Carena), volumen compuesto por una serie de aforismos filosóficos de carácter muy personal.
Tiempo después, en el año 2021, publicó una colección de cinco ensayos biográficos sobre otros tantos personajes históricos, reunidos bajo un mismo denominador común: sus Vidas de Aventura (Editorial Letrame). Se trata de unas cortas semblanzas que trazan un retrato apasionado, si se quiere, pero a su vez lleno de rigor y veracidad, por más asombrosos e increíbles que puedan parecer muchos de los hechos que se relatan a continuación, de cinco grandes aventureros. Algunos son sobradamente conocidos, como Richard Francis Burton, el temerario explorador victoriano, y Reinhold Messner, el as del alpinismo mundial. Junto a otros más ignorados, aunque no por ello menos sugestivos e interesantes. Bass Reeves, el olvidado marshal negro del Oeste americano, un rival sin igual para todos los pistoleros que el cine y la literatura han elevado a la categoría de mitos. El anarquista francés Alexandre Jacob, creador de la banda de ladrones más sorprendente e inaudita que jamás haya existido, «Los trabajadores de la noche». Y, para cerrar la serie, una escueta reseña sobre la azarosa existencia de Jack Black, delincuente y vagabundo yanqui, polizón en trenes de mercancías y asiduo frecuentador de tugurios, burdeles y presidios, como relató en sus emocionantes memorias.
En la actualidad, mantiene activo un blog en internet, donde van apareciendo poemas, relatos y artículos de diversa índole, junto a otros escritos más autobiográficos, que forman parte de una extensa obra que en gran medida continua todavía inédita.
De sí mismo ha escrito lo siguiente:
“A lo largo de mi vida, he tenido que desempeñar los oficios más dispares -desde camarero a conserje y vendedor ambulante, pasando por guardia, cartero, celador psiquiátrico o dependiente en una tienda de música, por citar unos pocos-, casi todos ellos meros trabajos alimenticios sin el menor interés personal, al tiempo que deambulaba de un lado a otro del país, en ocasiones viviendo un poco a salto de mata. Mientras tanto seguía escribiendo sin parar. Aunque logré publicar algunas cosas sueltas, eran muchas más las rechazadas. Un desafío que puso a prueba mi resistencia.
No soy escritor profesional, pero escribir es mi destino. Escribo lo que me apetece y sobre los temas que me interesan. Me da igual que guste o no. Para mí no existe mayor recompensa que ver como las palabras van tomando forma en el papel (virtual o físico), sin pensar si lo que hago será publicado. En definitiva, escribo para sentirme bien conmigo mismo. No hay otra. Al fin y al cabo, toda obra debe valerse por sí misma, con independencia de su autor. Si esta carece de interés, importa poco quién la haya escrito”.
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