El libro lo componen una colección de cinco ensayos biográficos sobre otros tantos personajes históricos, reunidos bajo un mismo denominador: sus VIDAS DE AVENTURA. Unas cortas semblanzas que trazan un retrato apasionado, si se quiere, pero a su vez lleno de rigor y veracidad, por más asombrosos e increíbles que puedan parecer muchos de los hechos que se relatan a continuación.
Se trata de cinco grandes aventureros. Algunos son sobradamente conocidos, como Richard Francis Burton, el temerario explorador victoriano, y Reinhold Messner, el as del alpinismo mundial. Junto a otros más ignorados, aunque no por ello menos sugestivos e interesantes. Bass Reeves, el olvidado marshal negro del Oeste americano, un rival sin igual para todos los pistoleros que el cine y la literatura han elevado a la categoría de mitos. El anarquista francés Alexandre Jacob, creador de la banda de ladrones más sorprendente e inaudita que jamás haya existido, «Los trabajadores de la noche». Y, para cerrar la serie, una escueta reseña sobre la azarosa existencia de Jack Black, delincuente y vagabundo yanqui, polizón en trenes de mercancías y asiduo frecuentador de tugurios, burdeles y presidios, como relató en sus emocionantes memorias.
Pero, ¿qué era lo que estos hombres perseguían con tanto afán? ¿Por qué ese empeño en seguir tentando a la suerte una vez más, cuando su bagaje de vivencias, a lo largo del ancho mundo, estaba ya más que satisfecho y cumplido?
Sentían un impulso extraño e incontrolable, que la mayoría no conoce, pero que anima a cierta clase de personas poco corrientes, personas que gustan del riesgo y no se intimidan ante los desafíos y las adversidades, aunque suponga, en contra del común y natural instinto de supervivencia, poner en peligro sus vidas.
Todos ellos pusieron su vida en riesgo con frecuencia, deliberadamente, hallando en la acción la esencia de su individualidad. Todos ellos vivieron con absoluta entrega, extrayendo de la vida hasta su último jugo, como si nada pudiera detenerles, salvo la muerte, la única que nos iguala a unos y otros.
Los motivos o pretextos que les llevaron a desafiar peligros mortales podían ser muy distintos, al igual que diferentes fueron sus épocas y circunstancias, pero tanto unos como otros: el explorador que parte en busca del nacimiento del Nilo; el montañero que toca el cielo escalando las más altas cumbres del planeta; el ladrón anarquista que sueña con cambiar el mundo; el agente del gobierno más implacable y negro del salvaje Oeste americano; y el fuera de la ley, mezcla de rufián y pícaro, compartían un mismo espíritu aventurero. Tuvieron una existencia inquieta, errante, viajera, plena de peripecias y conflictos, buscando siempre los límites de sí mismos, enfrentándose a retos en los que poder medir la talla de su valía. La Aventura dotaba de sentido y emoción a sus vidas.
El diccionario de la RAE define el término Aventura como un acontecimiento, suceso o lance extraño. Casualidad, contingencia. Riesgo, peligro inopinado; empresa de resultado incierto. Embarcarse en aventuras.
Acepciones que definen a la perfección a nuestros protagonistas. Por más que se tratase de simples mortales, sus existencias fueron tan extraordinarias y singulares que parecen fruto de la imaginación más que fiel reflejo de la realidad. Algunos se vieron inspirados por un ideal, otros por el anhelo de fama y fortuna, y quizás todos por el destino y una mezcla más o menos variada de lo anterior.
Si arriesgar la vida es la mayor aventura posible, ellos vivieron desafiando a la muerte de continuo, en un enfrentamiento a cara o cruz que puso a prueba su entereza y resistencia. Duro molde que forja un carácter de acero. Sin embargo, para atreverse a desafiar semejante reto, hace falta poseer, del mismo modo, un coraje y una voluntad inquebrantables.
Nada más, he llegado al final de mi introducción. Ahora les dejo con mi libro, que tiene que hablar y convencer por sí mismo. Espero que les guste. Para mí, al menos, supuso un verdadero placer escribirlo.
Publicado por la editorial Letrame