Hace pocos días me senté a ver una serie americana de televisión titulada Sons of Anarchy, en español, Hijos de la Anarquía. La serie no vale nada. Cuenta la historia de una banda de moteros, muy similar a Los Ángeles del Infierno, en sus trapicheos con drogas, asesinatos, traiciones y ajustes de cuentas, todo ello bien aderezado con testosterona, músculos, tatuajes y armas, muchas armas de todo tipo y calibre, con esa especial adoración que sienten los “americanos” por las armas de fuego.