Soy un hombre de perros. Y como amante de estos animales, podría escribir largo y tendido sobre ellos. Cuando uno ha vivido con un perro durante años, a veces por única compañía, se llega a conocerlos íntimamente y, por tanto, a quererles sin más remedio. Su naturaleza leal, noble, cariñosa, alegre y vital, de generosa y total entrega a quien adopta por “amo”, hace que los apreciemos necesariamente. De ahí que hayan formado parte del devenir del ser humano desde los albores de los tiempos, cuando siendo ambos criaturas salvajes se aliaron para sobrevivir, hasta llegar a convertirse, según el famoso dicho, en “el mejor amigo del hombre”, como son conocidos los perros en el mundo entero, aunque algunos pueblos los quieran tanto que incluso los incluyan en su dieta.