Hay libros -y escritores- que quedan al margen, libros perdidos en el tiempo y sepultados en un inmerecido olvido. Las circunstancias tal vez no los hicieron célebres o populares, a pesar de sus indiscutibles méritos literarios. Han sido arrinconados, relegados, convertidos en raras piezas de coleccionismo. Sus títulos y nombres resultan desconocidos, lo cual, aun siendo injusto y triste, por la perdida que supone, proporciona no obstante un sabor especial, de hallazgo único y particular, como si hubiera sido escrito en exclusiva para ti, idea falsa a todas luces, pero que guarda visos de certeza al comprobar que nadie más que tú parece conocer su existencia.
Por tal razón, doy gracias al destino por este feliz hallazgo, que me ha permitido llegar a conocer a Erik Munsterhjelm y su libro Tras los renos del Canadá, soso titulo para el original El viento y el caribú, una verdadera joya de la literatura y, para mí, uno de los mejores libros que he leído jamás.